miércoles, 20 de agosto de 2014

La ranita ciega / I

Anaximandro Flores Valderrama

Como parte de la condición humana, siempre − para bien o para mal en nuestra vida − alguien va dejando huella de muchas formas. Una de ellas, la lectura. Recuerdo en las aulas maravillosas del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Vallejo, mi preparatoria, las representaciones que hacíamos de la Ilíada y la Odisea en el Taller de Lectura y Redacción. Pasan los años y aún conservo muchos textos que sí leíamos con verdadero placer.
Ya entrado en años me encuentro, a través de la lectura, un monumento intelectual de la Ilustración de mediados del siglo XIX: el prusiano Alexander Von Humboldt (1769-1859), geólogo, especialista en minas, antropólogo, indigenista, padre de la Geografía moderna, de la Fitogeografía, de la Zoogeografía, de la Climatología y la Ecología. Entre 1799 y 1804 realiza un viaje a América. Entre 1803 y 1804 estuvo en México. Ingresó por el Puerto de Acapulco y en su corta estadía visitó los estados de Guerrero, Morelos, México, Distrito Federal, Querétaro. En Guanajuato visita la mina ‘La Valenciana’, el más grande yacimiento de Plata del Nuevo Mundo. Regresa a Europa en 1804, visitando los Estados  Unidos y finalmente Cuba.
Llega a Europa y se encarga de difundir sus hallazgos, descubrimientos, teorías y metodologías con el rigor científico de aquella época, a toda la comunidad académica y de investigación europea, lo cual permitió darle un giro a la visión miope y muy pobre que se tenía de la América en Europa. Y de ahí que se le reconoce como un ‘redescubridor de América’.
Este gigante de la Ilustración ha dejado huella en mí, de manera muy profunda, dada mi formación agronómica y como docente en Ciencias Naturales.
Desde hace 30 años he tenido contacto con la Naturaleza, y esto me ha permitido conocer el estado de Querétaro de cabo a rabo, sus recursos naturales y su geografía. En los últimos años, en particular, el mundo subterráneo, donde muy pocos han tenido la oportunidad de estar.
Lo que en tiempos pretéritos fue un río subterráneo, ahora es una de las cuevas horizontales más largas conocidas en el estado: la Cueva del Agua, con 1,100 metros de longitud. Al final, una laguna producto de la infiltración del tiempo geológico, que da origen − fuera de la cueva enclavada en una montaña − a un maravilloso manantial. Todo esto en territorio de los municipios de Cadereyta y Peñamiller. Y qué decir del ‘queso Gruyere’ que es el territorio de San Joaquín: cuevas, minas, sótanos, dolinas y una hermosa pequeña cueva: el Nuevo San Joaquín, que si bien la más pequeña conocida, la más rica en espeleo-temas: estalactitas, estalagmitas y columnas de múltiples formas.
Con ese afán por el conocimiento, la exploración y la difusión, comunicación y extensión de lo hallado, en el Parque Nacional ‘El Cimatario’ encontramos la cueva-túnel ‘La Culebra’, que un principio se exploró con el objetivo de realizar la topografía del lugar, misma que se realizó.
Allí hallamos un tesoro vivo: una población de extrañas ranitas en la completa oscuridad. Y hace poco menos de un año, finalmente logré identificarla: Su nombre científico es Eleutherodactylus verrucipes. Se trata, pues, de una nueva localidad para esta especie endémica y amenazada, y es además la primera vez que se la encuentra en un ambiente extremo como lo es La Culebra.
En una colaboración para el semanario Libertad de Palabra, difundí este logro. Un aporte al inventario de la biodiversidad queretana:
http://www.libertaddepalabra.com/2012/11/vida-subterranea-en-la-culebra/

miércoles, 13 de agosto de 2014

Así escribo…

Ramón Martínez de Velasco

“Cualquier persona puede aportar su inteligencia o sus recursos tecnológicos para encontrar resultados de utilidad social”.

Durante el Primer encuentro estatal para la divulgación de la ciencia, tecnología e innovación, que se desarrolló en la ciudad de Querétaro hace nueve meses, dos universitarias propusieron dos acciones:
Una de ellas, aplicar una Encuesta sobre la percepción de la ciencia en el estado de Querétaro.
La otra, llevar la divulgación de la ciencia a la plaza pública.
Ambas propuestas tienen su antecedente en otras regiones, y ambas se parecen en que piden salir a la calle.
La segunda tiene mucho que ver con lo que se viene llamando ‘ciencia ciudadana’, aunque difiere en que no le pasa la estafeta a los ciudadanos, como sí ocurre en los sitios que apunto a continuación, y que han logrado excelentes resultados:

http://www.acercaciencia.com/category/cienciaciudadana-2/

http://conabio.inaturalist.org/

En este último, cualquier persona interesada participa con base en tres sencillos pasos: Captura, Comparte, Conoce.
El éxito está a la vista. Las imágenes así lo muestran y demuestran.
Gócenlas.