lunes, 30 de junio de 2014

Así escribo…

Ramón Martínez de Velasco

Yo he conocido cantores / que era un gusto escuchar. / Mas no quieren opinar / y se divierten cantando. / Pero yo canto opinando / que es mi modo de cantar.

José Hernández (La vuelta de Martín Fierro).

“Los reporteros reportan. Si no, escriben columnas”, apuntaba hace muchos ayeres el columnista Carlos Puig.
Ésta es una columna.
En este Blog no voy, pues, a reportar.
Me divertiré cantando, pero cantaré opinando.

Porqué siendo tú la ciencia / no me has comprendido a mí.

No soy, pues, un reportero que reporta, sino un reportero que escribe columnas.
Uno y otro nos dedicamos a muy distintas cosas, porque leemos con muy distintos ojos.
Para un reportero que reporta es ‘noticia’ una percepción de una realidad.
Para un columnista ‘percepción no es realidad’.
El reportero que reporta escribe como periodista.
El columnista escribe como ciudadano.
El reportero que reporta transcribe.
El columnista opina escribiendo.
El lenguaje del reportero que reporta está entrenado para ocultar.
El lenguaje del columnista está entrenado para evidenciar.
El reportero que reporta ve el árbol.
El columnista observa el bosque.
Con esa mira observé el Primer encuentro estatal para la divulgación de la ciencia, tecnología e innovación en Querétaro, en noviembre del año 2013.
Con esa mira escribí la ‘Memoria’ del Primer encuentro estatal para la divulgación de la ciencia, tecnología e innovación.
Con esa mira cantaré opinando, pues así es mi modo de cantar.
Así escribo… inicia, ahora sí, en la próxima entrega.

Fenómenos solares

En su viejo escritorio de metal, mi papá tenía pegado un letrerito:
“La fotografía no es alegre disparo, sino meditado enfoque”.
En esta ocasión les presento un Halo Solar y Protuberancias Solares, de la autoría del astrónomo aficionado Pepe Muñoz, radicado en la ciudad de Querétaro.
Desde la Ciudad de México, Fernando Martínez de Velasco nos envía un Arcoíris Doble.

Gócenlas.




Borgiana

En aquel reino, el arte de la cartografía había alcanzado tal grado de perfección que todo rincón de su territorio se encontraba dibujado con absoluta puntualidad en el espacio y en el tiempo. Los mapas narraban la realidad de modo que sólo la misma realidad los superaba: crecían, hablaban y se movían por medio de ingeniosos artilugios de óptica y relojería, y casi no había nada que no pudiera saberse sobre el país y su gente, si se tomaba el plano adecuado y se lo dejaba narrar, con sabor y precisión asombrosos, el trajinar de esos pueblos, el correr de sus ríos, los rumores que arrastraba el viento y aun las cavernosas entrañas de las cordilleras.

Por supuesto, la tarea de rehacer los mapas cada vez que algo cambiaba era considerada la más importante, luego de los oficios religiosos y, sin duda alguna, antes que el gobierno, la escuela y las demás artes. Y era sabido por todos que los príncipes sólo podrían tomar las decisiones más justas y apropiadas para sus súbditos si consultaban los mapas en forma cotidiana, auxiliados por las conjeturas de sus sabios. Así que los príncipes miraban y escuchaban, pero luego decidían – como siempre lo hicieron dondequiera – de acuerdo a las más variadas razones y circunstancias, y había – como siempre las hubo – maneras de interpretar toda suerte de conclusiones a partir de los mapas, que igual la realidad inclina a un lado y al otro las veleidosas mentes de los hombres... 

A. Bayona

lunes, 16 de junio de 2014

Así escribo…

Ramón Martínez de Velasco

“Cuando escribo no me detengo, porque si me detengo me alcanzo”: Efraín Huerta.

Ésta es un a columna de opinión.
Pertenece, pues, al terreno del periodismo.
No al de la divulgación.
No al de la difusión.
Tampoco al de la llamada ‘comunicación social de la ciencia y la tecnología’, aunque a ratos puede pisar ese almácigo.
A mi maestro de Géneros Periodísticos en la UNAM, don Fernando Benítez, le debo algunas recomendaciones que me fueron muy útiles para la profesión.
Una de ellas la adopté como filosofía de vida: “A mí no me interesa cuánto sabes. A mi lo que me interesa es cuánto entiendes”.
Rumié tanto aquella convicción de mi maestro, que un buen día caí en la cuenta de que en los diarios y en los noticiarios hay de todo, pero nada conduce a ningún lado.
También entendí que “el periodismo consiste en informar que ‘lord Jones ha muerto’, a gente que no sabía que lord Jones estaba vivo”.
Entendí, atónito, que en México hay periódicos sin periodistas.
Así que abandoné la reporteada y me incliné por la corrección de estilo.
Luego abandoné al ‘periodismo chatarra’ y me fui por el lado de la ciencia y la tecnología.
Donde hay de todo.
Y aquí lo iré destejiendo.

Tormenta perfecta


En esta columna siempre habrá imágenes.
Tengan o no que ver con el texto.
Para inaugurar este espacio, les muestro algunas fotografías.
Fueron tomadas en la carretera Querétaro-Ciudad de México.
El autor es hermano mío: Fernando Martínez de Velasco.

Gócenlas.